Presencia misionera donde la vida reclama

La Vida Consagrada se hace presente en muchos ámbitos de la vida de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, “donde la vida reclama”.”El clamor de los adultos mayores y de las familias, con sus búsquedas de realización en medio de incertidumbres, de pequeños progresos económicos y sociales, de situaciones desafiantes a la hora de la educación de los/as hijos/as, de sus roles de cara a las nuevas realidades. Son ellas nuestras propias familias y las familias con las cuales compartimos la vida y la misión, nos desafían a ser con ellas camino de vida en el aprendizaje de ser formadores/as de personas”.(Plan Trienal de Confar, pág. 7)

Teniendo en cuenta estas realidades, acompañamos procesos, despertando la vocación misionera en muchos de los cristianos, estando presente y siendo puente entre las comunidades.

La invitación del Papa Francisco a salir a las periferias de nuestras parroquias, resonó muy fuerte en muchos laicos y jóvenes inquietándoles y movilizándolos a salir de sí mismos para ir al encuentro de los “otros” en su realidad concreta. Y es en este proceso que necesitan encontrar en sus animadores: sacerdotes, religiosas que les acerquen distancias, los motiven y ellos hacen lo demás. “La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan… (Evangelii Gaudium 24).

Somos una Congregación inserta en la Diócesis de Goya, Parroquia de Itatí, y desde el año pasado comenzamos lo que llamamos “Movida Misionera”. Así fue que para Adviento con niños de la Infancia Misionera, jóvenes, padres de la catequesis, y adultos, se realizó la misión casa por casa con la visita del Niño Dios a toda la Parroquia, empezando desde la periferia, al centro parroquial. Todas las tardes, un grupo de unas 30 personas, salían a visitar y hacer presente el Amor de Dios, hecho visible en su Hijo muy querido, Jesús. Se concluyó la misión con un pesebre parroquial organizado por la pastoral juvenil.

Esa experiencia nos fue preparando para otras “movidas misioneras”. Esta vez en una de las comunidades rurales: San Pedro, quién invitó especialmente a la pastoral juvenil a ir a misionar su sector, compuesto por unas 100 familias en un amplio recorrido. Se organizó desde la comunidad rural a los agentes del lugar para acompañar a los misioneros de la parroquia que íbamos en una camioneta con unas 20 personas.

Al llegar se tenía un momento de oración en común y luego se dividían los grupos de 3 tres personas. Se llevaba la Virgen de Itatí, una oración de San Pedro y Agua bendita. En las casas se realizaba una pequeña celebración y se compartía un momento con estas familias, invitándolas a participar de la Novena y Fiesta de San Pedro. La misión duró una semana.

Al ir con misioneros del lugar, los grupos iban a sectores determinados y cada grupo tenía asignada tres familias por día. Se anotaba dónde había ancianos y enfermos para que el sacerdote los fuera a visitar. La misión duraba desde las 14,30 hasta las 18 hs. hora que al sector rural le venía bien. Las familias compartían su alegría al ser visitados, manifestando que era la primera vez que recibía misioneros en preparación de las fiestas patronales.

El último día de misión fueron también los niños de la infancia misionera con sus familias a misionar. Su presencia llegó mucho, al igual que la presencia de los jóvenes con su alegría a las familias del lugar. Qué bueno descubrir que hay jóvenes que son capaces de dar su tiempo, dones y ponerse al servicio de los demás.

Al concluir la misión comenzaba la novena, la pastoral juvenil de la ciudad y de la comunidad rural organizaron un fogón, donde se representó algunos pasajes bíblicos de la vida de San Pedro apóstol. No faltaron los chamamé y cumbias, junto con las tortas fritas y choripanes.

El día 29 de junio, día de la Fiesta, se organizó una peregrinación desde el centro parroquial a la comunidad rural de San Pedro. Acompañados por Nuestra Señora de Itatí, recorrieron los 10 kilómetros para llegar a la misa y procesión. Compartimos la fiesta patronal todo el día, con sus bailes, música y juegos.

Esta experiencia misionera ayudó a unir la ciudad con el campo y al mismo tiempo animó a las personas del lugar a salir y descubrir la necesidad que tienen sus vecinos de ser visitados y de encontrarse en torno a la Palabra de Dios. Para los misioneros de la ciudad, descubrir que la fe crece en la medida que se comparte, que se comunica… descubrieron la fe simple y profunda de las personas que viven en un ambiente rural. Ver y constatar la pobreza de la gente del campo, y el esfuerzo de tener que trabajar la tierra de otros. La capacidad de esperanza que tienen para enfrentar las vicisitudes de la naturaleza con sus sembradíos. Pudieron reconocerse hermanos en la fe y celebrarla juntos.

Como decimos en nuestro Plan Trienal: “La fe nos permite ver que el Reino ya está en medio de tantos todavía-no. El Dios de la Vida está presente, y nos invita a vivir presentes, conscientes, desde la Vida que brota de su manantial”. De esto damos testimonio agradecido todos los días de nuestra vida.

Hna. Graciela Firpo
Auxiliares Parroquiales de Santa María
Parroquia Ntra. Sra. de Itatí (Goya – Corrientes)

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